viernes, 26 de diciembre de 2014

Un Curso de Milagros (Cap.7) 2ª parte


Con motivo de estas fechas y para finalizar el año y cerrarlo de la forma más completa posible, hago entrega del resumen de la segunda parte del capítulo nº7 de "Los Regalos del Reino". Como es largo, me limitaré simplemente a plasmar sus principales contenidos y antes de que finalice el 2014 publicaré un post que sirva de síntesis de lo visto hasta ahora del Curso y también para contar sobre todo lo que ha supuesto, este inquietante año para mí.


LOS REGALOS DEL REINO

El ataque nunca es parcial. El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o inspira, pero siempre retornarán a la mente del pensador afectando la totalidad de su percepción. Sólo apreciarás si contemplas con amor. El ego ataca lo que lo sustenta, el poder de la mente y eso genera mucha ansiedad. Para él dejar de sentirse amenazado, proyecta la amenaza en ti y niega el gran poder que tienes, que te lo da todo, y así ya no le necesitarías. Y así se muestra contrario a toda muestra de aprecio o percepción sana, sólo percibe amenaza pues los compromisos que la mente adquiere son totales y él se vería separado entonces, y así teje ilusiones.

El ego sólo te ve como un cuerpo y cree que puedes atacar el Reino. No quiere tener nada que ver con la verdad, pues él en sí no es verdad. Si la verdad es total, lo que no es verdad no existe. Tu compromiso debe ser total con una de las dos visiones. Y si lo que quieres es estar en paz, debes abandonar cualquier idea de conflicto. No podrás conocer al Creador a menos que percibas Su creación tal cual es. La unidad de ambos supone tu cordura, tu plenitud y tu poder ilimitado. Si separas tu mente de dicho poder, no podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuese débil y eso te hace débil y sólo el débil ataca. Pero si no hay nada que atacar, el resultado es que el ego inventa y crea ilusiones. Cualquier otra cosa excepto la verdad atacará y dividirá tu sistema de pensamiento. Y así no podrás crear, pues sólo la paz se puede extender.

Cuando un hermano actúa insensatamente, te está ofreciendo una oportunidad para que lo bendigas,y no hay manera de que tú puedas disponer de esa bendición excepto dándola y si se la niegas te sientes desposeído. No necesitas la bendición de Dios porque de ella ya dispones, pero sí necesitas la tuya. El ego tiene de ti una imagen de un ser desposeído, vulnerable e incapaz de amar de verdad. No le enseñes a nadie que él es lo que tú no querrías ser, él es el espejo en el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la percepción, que lo hará hasta que la Filiación reconozca que es íntegra. Sólo conocerás tu Ser extendiendo tu don y sólo así lo harás refulgir en los demás. No podrás conocer tu propia perfección hasta que no hayas honrado a todos los que fueron creados como tú.

Puesto que el ego es aquella parte de tu mente que no cree ser responsable de sí misma, y puesto que no le es leal a Dios, es incapaz de tener confianza, cree que tú has traicionado a tu Creador tratando así de desposeerte y creyendo en el ataque. Tú eres la voluntad de Dios y si lo niegas atacarás. Percibe al ego como ilusorio y percibirás la creación completamente perfecta, al desear esto, lo tendrás y al darlo, lo serás.

El ego ni sabe lo que es la mente, ni sabe cómo eres tú aunque su existencia depende de tu mente pues es una creencia tuya, es el resultado de la aplicación incorrecta de las leyes de Dios. No prives a la Filiación de tus creaciones o te privarás a ti mismo de Dios, el egoísmo es cosa del ego y la plenitud del Ser.

Tu misión es crear, extenderte y el ego lo obstaculiza. No conoces tu propio gozo porque no conoces la plenitud de tu propio Ser. Una mente dividida no puede percibir su llenura. Sólo el pleno cumplimiento produce paz. La llenura de tu Ser es tan ilimitada como la de Dios, nunca perdiste tu identidad ni sus extensiones. Los milagros son expresiones de esta certeza y reflejos de tu correcta identificación con tus hermanos.


Seas cuales sean tus creencias, constituirán las premisas que habrán de determinar lo que aceptes en tu mente. Aunque niegues la función de Dios no puedes evitar su expresión. Nos cuesta reconocer lo dichoso y lo doloroso pues elegir la dicha genera dolor al ego y nos hace creer en el sacrificio, que sólo exige. Esto se debe a la proyección, a una confusión de motivaciones.

Cuando una mente contiene solamente luz, conoce solamente luz que alumbra todo en su derredor y se extiende hasta la penumbra de otras mentes y las transforma. La gracia es el estado natural del ser humano y cuando no se encuentra en él, es porque el ser está fuera de su ambiente y así no se desenvuelve bien y eso les produce tensión.



Este Reino lo hemos fabricado nosotros, y si no pregúntate si es digno ser una morada, un mundo de paz y de amor, donde los corazones no se ven afectados por el miedo y donde dar no implica perder. Se te ha escogido para que enseñes al Reino lo que es del Reino. La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano y así reconocerás lo que él te ha dado. Sólo la Filiación en su totalidad puede crear como Él. 

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